Mi ex no es un ex convencional. No es de esos a los que se odia o añora a la distancia. Tampoco es de esos con los que ocasionalmente hay una revolcada, ni mucho menos de esos que se vuelven amigos.
A mi ex lo llamo ex porque no puedo decir que sea mi novio. De un novio se espera comprensión, compañerismo, amor y buen sexo, y yo de él espero CUALQUIER COSA. Digamos que mi ex es de los que los freaks llaman freak. Una vez fue mi novio: cinco meses. Y los tres años siguientes es esto que es ahora: es una especie de Sawyer mezclado con el Joker de Heath Ledger. Irresistible, sí. E insoportable.
Ayer se quedó en casa editando unas fotos porque su compu se murió. Y hoy cuando me levanto veo que entre sus fotos de trabajo, había una de él con una tetona cara de petera. Estallé. No porque ande con esa idiota, sino porque ¿tanto le costaba borrar la prueba del delito de mi computadora. ¿Es mucho pedir?
Lo llamé al celular y…. me atendió una mina. Mi furia me impidió hablar. Es decir, movía los labios, pero la voz no me salía. Hasta que empezó a emerger de las profundidades de mi ira. Primero en forma de pitido, casi imperceptible, y luego en un estruendoso “DAME CON FEDE YA”. La chica me dijo que así no iba a poder contarme lo que había pasado, que me calme y vuelva a llamarla. No iba a calmarme fácilmente. Sólo haciéndole una maldad iba a poder volver a llamar. Así que le mandé un mail a Fede, diciéndole que hoy iba a salir con Martín y que procure no ponerse en contacto conmigo. Una vez presionado el SEND, volví a marcar su número y me volvió a atender la mina chiruza esa. Bueno, resulta que esa forra que odié durante media hora, era simplemente la empleada del locutorio en donde Fede se había olvidado el celular.
La foto, la mina que me atendió en el celular, el mail equivocado… arruinaron mi mañana. Cuando pensaba que ya nada me podía pasar, salí a comprar cigarrillos y al escuchar el pling de la puerta, me di cuenta de que no tenía las llaves encima.
¿Y ASÍ ES COMO EMPIEZA MI AÑO DEL BÚFALO?
Ludovica me mintió, dijo que este año al mono le iba a ir.
¿Y ESTO ES BIEN?
¿En el pasillo de mi edificio, semi desnuda , sin plata, sin cigarrillos, sin celular, sola, sola con mi bronca?
Tenía que tocar el timbre de algún vecino, para que me abra la puerta del edificio y poder salir a llamar a alguien y contarle mi desgracia. No era fácil elegir a quién.
Los vecinos de enfrente son re mala onda, no sé cuantos viven y cómo se conforma esa familia. Son una jungla de esquizofrénicos. A la noche se la pasan puteando y revoleando cosas: platos, botellas, portazos, un horror. En el piso de abajo está el que camina con la cabeza torcida para la derecha y cara de pervertido (Fede me dijo que un día que yo lo eché de casa, se puso a hablar con Cabeza torcida y éste le confesó que está enamorado de Graciela, la encargada, que es parecida a doña Florinda, con algo de Bruja del 71). Después está la pareja despareja. Ella es una gorda gigante que hace Reiki y masajes. Y el un flaquito con cara de pícaro que siempre lleva una boina roja (me parece que para ocultar su pelada). La otra opción era el impotente, el que todas las noches lo escucho llorar porque no se le para. Elegí a Graciela. Antes le caía simpática, hasta que el año pasado hice un quilombo bárbaro para mi cumpleaños y ahí me hizo la cruz. Fue tristísimo para mí, porque ella me cae re bien. Es una persona cruel y maligna. Es una lástima que no me quiera, las personas como ella me atraen muchísimo, igual que mi maestra de 7mo. Grado, pero terminan odiándome. Yo eso no lo entiendo de las personas malas. No es fácil conseguir personas que las admiren, y cuando hay una, como yo, la desprecian.
Le conté a Graciela lo que me había pasado y me dijo “Nena, otra vez, que no te entendí nada, hablá bien caramba” (es que me inhibe un poco y me sale la voz muy bajita). Le volví a contar la historia de las llaves y bajó abrirme con cara de orto.
Una vez en la calle no sabía qué mierda hacer. Así, con mi musculosa blanca y sin corpiño empecé a sentir miradas lascivas, horribles, que casi hacen que me ponga a llorar. Le pedí a la kiosquera si no podía prestarme algo de plata para hacer unas llamadas. “Sí, dale piba”, y me dio dos pesos. No sé por qué todos me tratan como una chiquilina. En fin, fui corriendo hasta el locutorio y lo llamé a Fede:
- Fede, estoy en la calle, semi-desnuda, sin plata y sin llaves. Vení a rescatarme, vos tenés un juego de llaves
- Decile a Martín
- No boludo, era mentira el mail que te mandé. Dale, vení que estoy desesperada.
- Jodete. Estoy trabajando
Entonces llamé a mi mamá (y ahí me di cuenta de por qué todos me tratan como una chiquilina)
- Má, me quedé afuera, en pijama y no tengo plata, salvame
- Ay, Julia, siempre lo mismo vos
- Pero si es la primera vez que me pasa esto
- Estoy en la peluquería. Cuando termino paso por allá
Y dije basta. Basta de chiquilinadas. Le pagué a la señora del locutorio y le pregunté si conocía un cerrajero.
- Sí, en la galería hay una cerrajería
- ¿Qué galería?
- ¿Sos de por acá?
- Sí, de acá a media cuadra
- En la galería de enfrente nena, ¿nunca la habías visto?
Salí corriendo a la galería. Los autos tocaban bocina, los tipos me decían guarangadas. Los odié, ¿qué se creen, que a una le gusta pasearse así en plena avenida?
Llego y le digo al cerrajero “Salvame, me quedé afuera”
Por suerte no fue necesario cambiar la cerradura, abrió la puerta con un ganchito, con un ganchito que me salió cincuenta pesos.
Y después el cerrajero me dijo “¿querés el teléfono de la cerrajería por si te vuelve a pasar?”
- Espero que no, pero dámelo por las dudas
- Ah, y también te doy mi celular; por si te da ocupado (ojitos, haciéndose el galán)
Buena jugada: PERO HOY NO ESTOY CON EL MÁS MÍNIMO ÁNIMO DE CITA
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Julia, me hiciste reír con tu desgraciada mañana, pero debes rescatar muchas cosas de ella, por ejemplo, como bien dijiste te diste cuenta de porque siempre te tratan como una chiquilina. Por experiencias propias te digo, lo mejor es siempre imaginarse sola en el mundo. Soy media antisocial quizás pero me las valgo por mí misma y cuando pido ayuda termino embroncada porque la gente se hace la boluda o te ayudan de malas maneras,
ResponderEliminarBesos
hola Cris, la verdad es que sí, haberme dado cuenta de por qué me tratan como una chiquilina, fue lo mejor que me pasó en el día.
ResponderEliminarEuge: sorry, pero igual me sigue sonando feo.
Besos Chicas!
Ja, ja. Que embole quedarse afuera. Pero te salió barato el chiste. Hay cerrajeros que se zarpan
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