viernes, 13 de febrero de 2009

El amor alimenta (o causa náuseas)

Crónica de una separación anunciada:

Ayer en el colectivo se sentó a mi lado un chico que no paraba de hablar por celular. Arreglaba con un amigo lo que iban a hacer el sábado. Le dijo "dale, organizá el asado, yo voy un toque a lo de María a separme y después me mando para allá".

Tanto pragmatismo me dejó con la boca abierta. No pude evitar mirarlo con cara de odio, pero, obvio, no se dio por aludido (ya se estaría boboseando de sólo pensar en el vacío y los choris que lo esperarían el fin de semana).

Me imaginé a María teniendo una conversación similar con una amiga:

"No, no voy a salir, el sábado vamos a hablar con (chico en cuestión). Es posible que salga todo mal. A lo sumo, lo único que voy a tener ganas de hacer después es comer helado, te venís?"

Me di cuenta de que siempre las separaciones tienen relación con la comida. Uno se separa y piensa en comer, a no ser cuando se nos cierra el estómago porque lo que nos pasó es indigerible. En fin, no por nada, pienso, la palabra amor tiene su origen en el acto de amamantar.

Si supiese en dónde vive María, le iría a hacer el aguante.

lunes, 2 de febrero de 2009

PROYECTO 2009

Quiero tener una banda. Le dije a Fede que porque no hacemos algo juntos, pero dice que nos vamos a pelear en los ensayos y él va a terminar llorando.

Así que pensé en una banda de chicas que se llame"Te dejé yo", y que diga más chiquitito abajo "pero no quería".

Algunos temas van a ser:

Te vi a los besos por youtube
Decime algo lindo
C’est la vie sin querer
No me dejes un domingo
Todavía me afecta
Mamá tenía razón
Amor retardado
El arruina-recuerdos
Tanteo y decepción
Los amigos de mi hermano son un bofe
Serán los ovarios

domingo, 1 de febrero de 2009

jueves, 29 de enero de 2009

Cero en flirteo

Voy caminando distraída y escucho que gritan “Juli”. Me doy vuelta y veo a mi Fatty. Me puse contenta. Nos saludamos, me preguntó de dónde venía. “Del cine” le contesté, “¿y vos?”, “del gimnasio”. Me sentí mal con esa respuesta, temo que lo que dijo Lau el otro día lo haya traumado. Igual me dio pie a seguir con la conversación, porque yo justamente esta semana también empecé el gimnasio.

Tengo que aclarar que cada vez que lo veo me pongo muy insegura. No sé, tal vez porque fue mi profesor y es re intelectual y es amigo de todos esos otros intelectuales a los que yo conozco sólo por las solapas de los libros. No sé. Así que como no puedo competir con el cerebro, me pongo en pelotuda y trato de destacarme en todas las otras cosas que no tengan que ver con la inteligencia.

Julia -¿y cuantas veces por semana vas?
Fatty -dos
Julia -Ah, yo cuatro

(a este tipo de cosas me refiero)

Bueno. Nos quedamos 5 minutos hablando en la vereda y me preguntó hacia donde iba.

Julia -A mi casa
Fatty -Te acompaño a la parada

(caballero total, ahhh)

A todo lo que me decía yo le discutía.

Fatty -Che, qué mal estos judíos. Me avergüenza ser judío ahora.

Julia -El problema no son los judíos, es el Imperialismo. (cruzando los dedos para que esta conversación no siga, porque mucho más para decir yo no tenía)


Mientras caminábamos me contó que había dejado de llamarme porque se notaba que no tenía resuelta mi historia con mi ex.

Julia -Yo nunca tengo nada resuelto
Fatty -Ajá
Julia -No vale discriminar por eso
Fatty -Qué sé yo. Me sentí incómodo. Pero quería decirte que la pasé re bien con vos. Sos muy tierna

(Me dejó muda, no me la esperaba)

Julia- No tiene importancia. No te sientas mal por no haberme llamado
Fatty -Es que realmente me sentí mal. Me parece que no estuvo bueno desaparecer de esa manera
Julia -No tiene importancia. Ya me había olvidado (canchera de porquería, no sé por qué me sale decir estas cosas)

En la parada del colectivo intentó darme un beso y yo me hice la boluda. ¿Por qué? Si mi Fatty me encanta…

Y después hubo un momento de confesión que me pareció súper valioso.

Me dijo: “Juli, además hubo algo que me molestó”

Julia -¿Qué?, decime (seguía en mi pose cancherita)
Fatty -La última vez que nos vimos, que nos encontramos en el bar, te acordás?
Julia -Sip
Fatty -Antes de darme un beso, antes de decirme “hola” siquiera, me dijiste “comprame una cerveza”

La verdad es que no me acuerdo, pero es posible que lo haya dicho. Cuando me emborracho, creo que soy graciosa y desenvuelta, pero en realidad, con lo que me estaba confesando mi Fatty en ese momento, me di cuenta de que más que desenvuelta soy una pendeja desagradable y patética.

Julia -Gracias
Fatty -Por qué? (con cara de “a esta piba no la entiendo”)
Julia -Por lo que acabás de contarme. Te pido disculpas.

Llega el colectivo. Mi Fatty me abraza, me subo y evito mirar para la vereda.

Qué formas extrañas las mías de demostrar interés en alguien.

NUNCA SABRÁ MI FATTY QUE ÉL ES THE ONE FOR ME

(mi incapacidad para el flirteo y este asunto que tengo con mi ex eterno hacen imposible que se dé por enterado)

miércoles, 28 de enero de 2009

Perfil del criminal

hoy Fede hizo algo muy Fede:

Me llamó y me dijo "hacé algo rico para comer".

Yo, la verdad, después del mail que le mandé esta mañana, no me pareció mal compensarlo con una tarta.

Cuando terminamos de comer me dijo "sé que andás mal de plata, que no te está saliendo mucho trabajo, encima lo del cerrajero..., tomá, hoy invito yo". Y me dió veinte pesos.

Los acepté, obvio. Cuando le bajo a abrir (no tenía ganas de que se quede a dormir hoy. Después de todo lo ocurrido prefería quedarme mirando Friends sola y comiendo naranjas), aprovecho para ir al kiosco y comprar los cigarrillos que esta mañana no pude comprar. Le pago a la kiosquera con el billete que me acababa de dar Fede y ella me dice "Che, Juli, esto es re falso".

En la calle (o el héroe inoportuno)

Mi ex no es un ex convencional. No es de esos a los que se odia o añora a la distancia. Tampoco es de esos con los que ocasionalmente hay una revolcada, ni mucho menos de esos que se vuelven amigos.

A mi ex lo llamo ex porque no puedo decir que sea mi novio. De un novio se espera comprensión, compañerismo, amor y buen sexo, y yo de él espero CUALQUIER COSA. Digamos que mi ex es de los que los freaks llaman freak. Una vez fue mi novio: cinco meses. Y los tres años siguientes es esto que es ahora: es una especie de Sawyer mezclado con el Joker de Heath Ledger. Irresistible, sí. E insoportable.

Ayer se quedó en casa editando unas fotos porque su compu se murió. Y hoy cuando me levanto veo que entre sus fotos de trabajo, había una de él con una tetona cara de petera. Estallé. No porque ande con esa idiota, sino porque ¿tanto le costaba borrar la prueba del delito de mi computadora. ¿Es mucho pedir?

Lo llamé al celular y…. me atendió una mina. Mi furia me impidió hablar. Es decir, movía los labios, pero la voz no me salía. Hasta que empezó a emerger de las profundidades de mi ira. Primero en forma de pitido, casi imperceptible, y luego en un estruendoso “DAME CON FEDE YA”. La chica me dijo que así no iba a poder contarme lo que había pasado, que me calme y vuelva a llamarla. No iba a calmarme fácilmente. Sólo haciéndole una maldad iba a poder volver a llamar. Así que le mandé un mail a Fede, diciéndole que hoy iba a salir con Martín y que procure no ponerse en contacto conmigo. Una vez presionado el SEND, volví a marcar su número y me volvió a atender la mina chiruza esa. Bueno, resulta que esa forra que odié durante media hora, era simplemente la empleada del locutorio en donde Fede se había olvidado el celular.

La foto, la mina que me atendió en el celular, el mail equivocado… arruinaron mi mañana. Cuando pensaba que ya nada me podía pasar, salí a comprar cigarrillos y al escuchar el pling de la puerta, me di cuenta de que no tenía las llaves encima.

¿Y ASÍ ES COMO EMPIEZA MI AÑO DEL BÚFALO?

Ludovica me mintió, dijo que este año al mono le iba a ir.

¿Y ESTO ES BIEN?

¿En el pasillo de mi edificio, semi desnuda , sin plata, sin cigarrillos, sin celular, sola, sola con mi bronca?

Tenía que tocar el timbre de algún vecino, para que me abra la puerta del edificio y poder salir a llamar a alguien y contarle mi desgracia. No era fácil elegir a quién.
Los vecinos de enfrente son re mala onda, no sé cuantos viven y cómo se conforma esa familia. Son una jungla de esquizofrénicos. A la noche se la pasan puteando y revoleando cosas: platos, botellas, portazos, un horror. En el piso de abajo está el que camina con la cabeza torcida para la derecha y cara de pervertido (Fede me dijo que un día que yo lo eché de casa, se puso a hablar con Cabeza torcida y éste le confesó que está enamorado de Graciela, la encargada, que es parecida a doña Florinda, con algo de Bruja del 71). Después está la pareja despareja. Ella es una gorda gigante que hace Reiki y masajes. Y el un flaquito con cara de pícaro que siempre lleva una boina roja (me parece que para ocultar su pelada). La otra opción era el impotente, el que todas las noches lo escucho llorar porque no se le para. Elegí a Graciela. Antes le caía simpática, hasta que el año pasado hice un quilombo bárbaro para mi cumpleaños y ahí me hizo la cruz. Fue tristísimo para mí, porque ella me cae re bien. Es una persona cruel y maligna. Es una lástima que no me quiera, las personas como ella me atraen muchísimo, igual que mi maestra de 7mo. Grado, pero terminan odiándome. Yo eso no lo entiendo de las personas malas. No es fácil conseguir personas que las admiren, y cuando hay una, como yo, la desprecian.

Le conté a Graciela lo que me había pasado y me dijo “Nena, otra vez, que no te entendí nada, hablá bien caramba” (es que me inhibe un poco y me sale la voz muy bajita). Le volví a contar la historia de las llaves y bajó abrirme con cara de orto.

Una vez en la calle no sabía qué mierda hacer. Así, con mi musculosa blanca y sin corpiño empecé a sentir miradas lascivas, horribles, que casi hacen que me ponga a llorar. Le pedí a la kiosquera si no podía prestarme algo de plata para hacer unas llamadas. “Sí, dale piba”, y me dio dos pesos. No sé por qué todos me tratan como una chiquilina. En fin, fui corriendo hasta el locutorio y lo llamé a Fede:

- Fede, estoy en la calle, semi-desnuda, sin plata y sin llaves. Vení a rescatarme, vos tenés un juego de llaves
- Decile a Martín
- No boludo, era mentira el mail que te mandé. Dale, vení que estoy desesperada.
- Jodete. Estoy trabajando

Entonces llamé a mi mamá (y ahí me di cuenta de por qué todos me tratan como una chiquilina)

- Má, me quedé afuera, en pijama y no tengo plata, salvame
- Ay, Julia, siempre lo mismo vos
- Pero si es la primera vez que me pasa esto
- Estoy en la peluquería. Cuando termino paso por allá

Y dije basta. Basta de chiquilinadas. Le pagué a la señora del locutorio y le pregunté si conocía un cerrajero.

- Sí, en la galería hay una cerrajería
- ¿Qué galería?
- ¿Sos de por acá?
- Sí, de acá a media cuadra
- En la galería de enfrente nena, ¿nunca la habías visto?

Salí corriendo a la galería. Los autos tocaban bocina, los tipos me decían guarangadas. Los odié, ¿qué se creen, que a una le gusta pasearse así en plena avenida?


Llego y le digo al cerrajero “Salvame, me quedé afuera”

Por suerte no fue necesario cambiar la cerradura, abrió la puerta con un ganchito, con un ganchito que me salió cincuenta pesos.

Y después el cerrajero me dijo “¿querés el teléfono de la cerrajería por si te vuelve a pasar?”

- Espero que no, pero dámelo por las dudas
- Ah, y también te doy mi celular; por si te da ocupado (ojitos, haciéndose el galán)



Buena jugada: PERO HOY NO ESTOY CON EL MÁS MÍNIMO ÁNIMO DE CITA

martes, 27 de enero de 2009

Sex & the party

En las fiestas de un amigo de un amigo… hay mucha gente que uno conoce, no necesariamente por su nombre, sino más bien por sus historias… de alcoba.
Por ejemplo, en la última fiesta que fui había un chico que no sé como se llama, pero lo conozco como “El enchastrador de rostros”. Su apodo nació la noche en que una amiga le hacía sexo oral y el tuvo la poca delicadeza de no avisarle a tiempo. También estaba “Niño lluvia”, que fue apodado así porque transpira mucho cuando tiene sexo. Niño lluvia es muy lindo, la chica que nos contó el problema que tiene Niño lluvia con la transpiración, estuvo varias veces con él para ver si se terminaba acostumbrando a remplazar la lluvia post-coito por una in-coito, pero no hubo caso: la noche que una gota gigante le cayó adentro del ojo, y Niño lluvia en la desesperación intentó secársela con un almohadón que casi la deja asfixiada, decidió que no era buena idea cambiar de costumbres. Y también estaba el chico que me acordaba su nombre y muchas cosas más, pero no le conocía la cara. Entonces, en la fiesta, me lo cruzo y él se presenta. “Hola soy Francisco”. Y como yo ya había tomado demasiado y siempre que tomo me olvido de la discreción y la diplomacia, le respondí “Ah, así que Francisco” (con cara de “ja, si sabré…”). Y el pobre Francisco huyó como si hubiera visto un fantasma (fantasma borracho).

Así que me quedé en la cocina, sola, con el vaso de fernet casi vacío, mirando con rayos x a los demás invitados, hasta que escuché cuchicheos y algún que otro dedo señalando el lugar en donde estaba … yo.

Y bueno, después de todo, no soy la única a la que me cuentan cosas.